Repleto de estrellas, el
cielo llora vino y whiskey. Contradecir al tiempo y a mi sed. Dibujar el final,
sentenciar el final y volver a tener alas. Reloj que marca al soldado caído y
al día muerto. Música, alma y cemento ocre. Cazar violines entre el mar rosado;
latido marcado y paso dubitativo.
Morir en las notas de esa
música celestial que sale amplificada por la voz de alguien que no siento. Con
el tiempo todos nos hacemos poetas y escribimos versos parecidos a los que yo
escribo, solo que algunos no lo escriben y se ahogan. Se ahogan entre letras
sin tinta.
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